es un procedimiento sorprendente e impensable que produce una experiencia que sirve para articular imágenes desconocidas, nuevas, inquietantes
muchas personas cuando miran cuadros buscan parecidos, figuras descriptibles, objetos reconocibles, fantasmas que no existen en los cuadros .Yo trato de alejarme de ellos
es un modo de trabajar en el que soy consciente de que hasta que no pare no sabré como va a ser lo que hago, ya que no persigo un resultado sino que me lo encuentro en el proceso de forma inesperada. El resultado, el cuadro, me encuentra a mi cuando estoy trabajando. Es como si de repente me sintiese mirado por lo que he hecho
al trabajar sin pensar, voy descubriendo el modo en que lo estoy haciendo, y eso me permite entender cuando puedo parar de hacerlo, y abandonar al cuadro, dicho de otra forma, hay un momento en que el cuadro me pide que pare y me aleje de él
mientras tanto no paro de realizar acciones, movimientos
repetitivos, movimientos invertidos o distintos unos de otros, continuos y largos, o cortos y discontinuos, fluidos o entrecortados, blandos o rígidos, viscerales o geométricos, recorridos
incompletos que me piden que siga actuando
he arrastrado con espátula pintura acrílica de diferentes colores generando diferentes formas y texturas
he esparcido con rodillo el mismo tipo de pintura, a veces de un solo color, y otras mezclando diferentes colores en el propio rodillo
he untado con pinceles de diferentes anchuras, longitudes y formas, pinturas acrílicas y óleos
y una vez ocupada la mayoría de la superficie de los lienzos con muchas de estas acciones superpuestas, voy tapando con cinta de pintor de diferentes anchuras y longitudes, diferentes partes de las operaciones realizadas, que siento, o me parece que son interesantes, ya que al taparlas las salvo o mantengo presentes en el lienzo
una vez tapadas esas zonas del lienzo sigo trabajando encima de las zonas que se han dejado sin cubrir por las cintas
superpongo mas acciones hasta que siento que se pueden volver a tapar con cinta otra buena cantidad de nuevas zonas del lienzo
cuando queda ya poca superficie del cuadro sin tapar por la cinta, cubro con pintura acrílica blanca el resto del espacio con diferentes texturas
aplico óleos de diferentes colores en esas superficies con un pincel duro, y luego con un trapo esparzo primero el óleo, y lo retiro después parcialmente, de manera que se introduzca por las ranuras oscureciendo estas, y se quede mas claro en las partes mas altas, para producir así la sensación de desgaste o envejecimiento de dichas partes
una vez completada toda la realización descrita se pasa al levantado de cintas del lienzo que va a permitirme ver por primera vez, y de forma sorprendente el cuadro completo
es un modo de pintar que superpone acciones y las va tapando según se van haciendo, lo cual hace que me valla olvidando de lo ya hecho, hasta que no destapo esas partes ocultas al final, de manera que es entonces cuando las veo todas juntas por primera vez
hay algunos de estos cuadros que los empecé hace bastante tiempo. Ya son viejos
los últimos que he pintado están hechos sobre cuadros despreciados y tapados por Pilar Salmerón
al ponerme a trabajar en ellos, ya eran cuadros viejos. Eran cuadros muertos.
el aspecto que han adquirido al lijarlos y frotarlos con el estropajo ha hecho, no se porqué, que me sintiera viejo mientras los pintaba
creo que la vejez no solo tiene que ver con la edad, sino con la intensidad con la que se ha vivido la vida, y con el desgaste que le supone al cuerpo
mis cuadros no pintan cosas, se pintan a si mismos, y al ser pintados utilizándome a mi para hacerlo, me miran y me hacen mirarlos como si ellos y yo estuviésemos desgastados, viejos
como si al mirarnos, lo único que consiguiésemos ver, fuera lo viejos que nos sentimos al mirar los rasgos de lo vivido: sus gestos, sus huellas, sus surcos, sus arrugas, sus tonos grisáceos, sus manchas, sus tejidos, sus grietas, sus trazos… sus dibujos
entenderme viejo me hace sentirme alegre, contento, vivo
lo he conseguido, ya soy viejo, y lo puedo celebrar al verme
reflejado en estos tableros y en estos lienzos, ahora, junto a vosotros
de pequeños coloreábamos, sin salirnos, superficies vacías delimitadas por unos bordes que delineaban figuras
cuando crecimos, dibujábamos primero figuras con unas líneas perimetrales que determinaban las formas de estas, y luego las coloreábamos
en esta ocasión he hecho exactamente lo contrario: me he dedicado a esparcir diferentes productos, de diferentes colores y tonos, con diferentes herramientas, sobre diferentes soportes, de diferentes tamaños, para después, delimitar con líneas dibujadas con rotulador permanente, infinidad de trozos de superficies de diversas formas y tamaños que configuran las imágenes o cuadros que articulan esta exposición
he aplicado una obsesiva persecución de límites, o una imposición de bordes, a una gran variedad de modos de manchar o colorear superficies, que ha dado lugar a una manera personal de generar extrañas figuras, al poner bordes a situaciones pictóricas que hasta hoy no los tenían
el estilo, que da continuidad, a esta exposición, es el trazado de bordes
he usado el dibujo de los bordes no como principio sino como final
¿habré dejado de ser amable, y me habré convertido yo, en un borde?
subdivido la superficie de trabajo en cuadrados
pinto sobre cada uno de esos cuadrados de forma independiente
como si cada cuadrado fuese un cuadro aislado
dependiendo del tamaño de la subdivisión que hago de la superficie, cada cuadrado pasa de ser, en ocasiones miniaturas, a en otras, grandes cuadros
al principio relleno de acciones y pintura toda la superficie del cuadrado
en los últimos lienzos descubro que si sólo hago un gesto en cada cuadrado, sin llegar a colmatarlo, el fondo vacío del lienzo adquiere unas formas residuales muy interesantes